Principios psicoterapéuticos de la rehabilitación por medio ecuestre

Principios terapéuticos

Son 3 los principios que abordamos en nuestro centro de equinoterapia:

  • Calor corporal: el calor corporal del caballo es de 38ºC, es decir, más caliente que el cuerpo humano. Esto adquiere gran importancia en la rehabilitación por medio ecuestre, ya que el cuerpo del caballo se puede aprovechar como fuente de calor para relajar la musculatura y para estimular la sensopercepción. La calidez del equino provoca en los jinetes relaciones vinculares agradables y contenedoras. Genera una sensación de seguridad y protección, todo esto favorece a que el paciente logre crear vínculo de confianza con los terapeutas, lo cual es un aspecto fundamental en la relación terapéutica, ya que posibilita y da lugar al despliegue del juego, punto clave en el tratamiento.
  • Transmisión de impulsos rítmicos: el caballo transmite por medio del movimiento de su lomo impulsos rítmicos. Estos estímulos fisiológicos son captados por el cinturón pélvico, desde el cual se propagan hacia la columna vertebral y diferentes segmentos corporales del jinete. Los impulsos recibidos desencadenan reacciones de equilibrio y enderezamiento del tronco, con el fin de estimular la erección de la columna vertebral fortaleciendo los músculos dorsales y abdominales.
    El movimiento rítmico del caballo genera un efecto “mecedor” que relaja y tranquiliza. Es muy importante para la persona poder recuperar sus ritmos propios, los que provienen de su cuerpo, su mente y de la interacción con la naturaleza. Esto es lo que le permite alcanzar un adecuado entonamiento afectivo. Mediante el trabajo con los tres aires del caballo (paso, trote, galope) es posible entonar o relajar al paciente según sea necesario, para devolverlo luego a su ritmo propio.
  • Patrón de locomoción: el patrón de la marcha del caballo es muy parecido al del ser humano. Las elevaciones alternas del ritmo del caballo se transmiten a la pelvis del jinete, lo que origina tres movimientos pélvicos al mismo tiempo (hacia adelante y atrás, hacia los costados, y una pequeña rotación). El cerebro humano no solo registra movimientos aislados sino toda una gama de patrones motores. El patrón fisiológico de marcha que el paciente realiza durante la monta posibilita la experiencia de movimiento normal. La facultad de movimiento que brinda el caballo genera una sensación de avance, de acción eficaz para el jinete. Debe establecerse un equilibrio dinámico entre ambos que permita adaptarse al desplazamiento constante del caballo. Esto implica conectarse a través de un lenguaje distinto, aprender a leer sus señas, sus estados de ánimo y a partir de allí poder anticiparse a lo que el caballo pueda hacer.