Toda conducta humana es primero una acción dotada de sentido que se sistematiza en el movimiento. Por lo tanto, todo movimiento humano no es solo una acción mecánica sino que remite a una organización psicomotriz. Es a partir del movimiento que el cuerpo ocupa un espacio y logra actuar de una forma particular que caracteriza a cada persona.
Teniendo en cuenta que todas las vivencias de un ser humano se construyen a través de la actividad motora (y que estas son las bases de futuras construcciones mentales), un jinete sentado sobre un caballo se ve expuesto, en su andar, a encontrar un equilibrio que lo lleva a buscar un diálogo con su YO.
Cuando el equilibrio, la coordinación y el pensamiento trabajan en armonía se convierten en estímulos que resuenan como campanadas a nivel emocional, físico e intelectual; estableciendo interacciones que permiten en el jinete lograr avances en la vida diaria.
Al encontrar el equilibrio el individuo logra conquistas (afectivas, intelectuales y motrices) que lo llevan a construir una sola integridad. Esto posibilita como consecuencia, una fluida expresión en la relación vincular y la capacidad de enfrentar distintas situaciones basándose en la confianza y el valor para sobrellevarlas.
Esta terapia acompaña los distintos tratamientos con una visión integradora, busca que la persona encuentre equilibrio entre sentir, pensar y hacer.
En la actualidad, la tecnología, los espacios que habitamos y el mensaje cultural tienden a alejarnos de nuestra escénica; todo queda reducido a espacios artificiales y construcciones mentales que nos alejan de la faz natural, importantísima para la integración de un ser completo.
Por esto la técnica se desarrolla en un espacio menos artificial (en donde la interacción del hombre sobre el espacio no altera el ámbito natural) será un aspecto necesario en esta tarea.
Una misma actividad presenta distintos caminos por donde ser abordada. La competencia suplantada por objetivos lúdicos llevados a cabo de la mano de la alegría con el fin de lograr entre todos una meta común, esto nos abre un nuevo escenario desde donde utilizar la terapia. No hay vallas que sortear sino juegos y actividades para aprender más sobre sí mismos y el mundo que los rodea.
Tener que resolver situaciones problemáticas desplegando aquellas características propias en las situaciones que se presentan, posibilitan el desarrollo de todos los aspectos para lograr la interacción y armonía entre lo que uno es, hace y siente.
Lo lúdico como herramienta de trabajo también posibilita la incorporación de normas, pautas y reglas presentes en todos los ambientes sociales en los que interactuamos. Además de la organización en el espacio, el tiempo y la estructuración de secuencias lógicas para cumplir el objetivo del juego.
Esto lleva a los jinetes a:
• Manejar una situación desde cada individualidad.
• Disfrutar de ella.
• Recrear la misma en forma dinámica.
• Lograr desde sus capacidades llegar a objetivos que se le proponen.
• Conocer el propio límite para resolver de forma alternativa una situación.
Esto sucede de la mano de un caballo con el apoyo de un Equipo de trabajo especializado y con el fin de que los espacios internos de sí mismos sean conquistados.